Es sabido que algunos hechos de nuestra vida, si bien los protagonizamos en forma conciente son enviados al inconciente, para quedarse allí definitivamente o aparecer simplemente en algún momento activados por un hecho. Allí, podemos pensar, que el artista tenga la necesidad de plasmar en el dibujo, en la pintura, escultura o cualquiera sea el vehículo artístico que utilice, eso que alguna vez protagonizó, y que se trasladará a la obra de arte representado en su subjetividad, para servir de estímulo externo de los espectadores, (metamorfosis de la obra de arte desde lo material y lo espiritual) que a su vez se reciclará en otros estímulos.
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